El mayor acto de amor y generosidad fue que Dios dio a su hijo, Jesús, por nosotros. Dar nuestro tiempo, talentos y dinero es simplemente nuestra respuesta natural a la comprensión de la generosidad de un Dios bueno. Creemos que vivir una vida generosa y con las manos abiertas es un paso significativo de fe en el camino del seguimiento de Jesús. La generosidad, al igual que las personas, viene en todas las formas y tamaños. Hay muchas formas de expresar generosidad en nuestra comunidad, que incluyen dar financieramente, ofrecer su tiempo como voluntario y simplemente ser generoso con los demás.